En un terreno virgen, frondoso y donde la presencia del hombre ha sido escasa hasta el momento encontramos una de las joyas de la Sierra de Cebollera más desconocidas, la Laguna Verde. Su nombre lo recibe debido al color de sus aguas, inconfundible y sorprendente cuando se ven por primera vez. El lugar cautiva, y como bien decía un bloguero muchos la buscan, pocos la encuentran, certeza que el lector podrá corroborar si se aventura sin gps con las coordenadas exactas.
Es desconocida hasta el punto de que a nivel topográfico es obviada en la gran mayoría de mapas, e incluso el único mapa que hace referencia a ella no la sitúa correctamente y la confunde con la lagunilla que existe al otro lado del canchal de piedras del Castillo de Vinuesa y que se puede divisar desde la cima, la denominada en la comarca Lagunilla de la Culebrilla, de carácter estacional y nada que ver con la Laguna Verde.
Animamos a que la gente que la visite no deje marcas ni hitos para llegar a ella, que no haga ninguna senda y que todavía siga teniendo ese halo misterioso y desconocido para el que se aventura en mitad de la montaña. Si bien a más de uno se le puede asegurar que puede estar a escasos veinte metros de ella y no percatarse de su existencia dado el grado de mimetismo que tiene con el entorno, realmente fascinante.
