Este era el año, las condiciones familiares y
laborales eran propicias para realizar
uno de esos anhelos que cualquier amante del macizo de Urbión y sus alrededores
debería hacer una vez en la vida. 10 de septiembre del 2017 era la fecha fijada.
Así que a eso de las 6:40
salimos de Soria dirección Covaleda. Lo primero que llama la atención es ese no
parar de gente con camiseta naranja, luego durante la carrera todo lo
entiendes.
Tras departir con algunos
conocidos, Manuel Merillas da la salida a eso de las 8:30, comienzan 37
kilómetros con 5000 metros de desnivel acumulado. La salida la hago demasiado
alegre (error), los primeros kilómetros son de subida permanente hasta el
refugio de El Becedo y posteriormente al Muchachón, los ánimos de la gente
reunida en esos puntos concretos te hacen venirte arriba, la realidad es que
todavía quedaba un mundo. Bajamos serpenteando por un recorrido precioso a la
Laguna del Hornillo, un conjunto de humedales con menos glamour que las lagunas
más conocidas, pero no por ello exento de belleza. Dan ganas de pararte y hacer
un pícnic.
Comienza una subida de
aquellas que hacen pupa, hasta el Mojón Alto (2.080 metros) km.10. Allí se
encuentra un hombre a caballo con un viento infernal, más propio de película de
terror dada la niebla reinante. Sin cortavientos la situación hubiera sido
realmente compleja, ya nos avisaron de esta previsión durante la semana, así
que fuimos preparados. La sensación térmica segurísimo estaba bajo cero.
Por suerte enseguida
abandonamos la ventolera para bajar a la Laguna Helada, José Vicente y Sergio,
miembros del Banzaii Antártica no se perdieron las evoluciones de la carrera
como cada año y allí estaban para prestar su apoyo.
Tras coger algo de
fuerzas en el avituallamiento nos encaramos hacia una de las bajadas más
bonitas, la del Portillo de la Laguna Negra, muy vertical y con gran presencia
de público. Mi cuñado Alfonso, otro clásico de la cita, subió como cada año a
dar ánimos.
En esos momentos de gran
belleza paisajística comienza lo que para mí fue más duro de toda la carrera,
la subida de la Laguna Negra al Zorraquín. Los calambres comenzaron a hacer acto
de presencia, y la subida por los farallones rocosos hacia arriba ayudados de
una cuerda fue realmente dura. En esos instantes, se te pasa por la cabeza
absolutamente de todo, retirada incluida. Así que haciendo pausas y caminando
lentamente llego con más pena que gloria a la antecima del Urbión km.17, donde
hay un avituallamiento que para mí fue realmente salvador. En él había un
puesto de fisioterapia, algo así como un oasis en medio de la travesía. Había superado
unos +1400 metros, pero todavía quedaban +1100 durante 20 kilómetros. Tras ser
atendido por el fisioterapeuta, mi ánimo
cambió significativamente, si bien mi espíritu competitivo estaba anulado por
completo, empecé a vislumbrar que yendo poco a poco podría acabar la prueba.
Me junté en el descenso
por el nacimiento del Duero con Eduardo, y durante dos buenas horas fuimos haciendo
camino, poco a poco superamos las Paules Altas, vimos la majestuosidad de
diversas lagunas (Oruga, Abanto, Terrerón), subimos a Llanos de la Sierra y
desde allí sabíamos que prácticamente era todo descenso hasta el penútlimo
avituallamiento antes del temido Hayedo, en las inmediaciones del km 29. La bajada
se nos hizo un poquito larga, ya que íbamos con energía, pero sin piernas. La verdad
es que la subida del hayedo era algo así como una leyenda urbana en la cual
sufriríamos una barbaridad, nada más lejos de la realidad, fue bajo mi punto de
vista una subida más asequible de lo que la fama le ha impuesto, rodeados de un
bosque de hadas tuve la fortuna de tener fuerzas para superar este último
obstáculo. De ahí hasta la meta un descenso vertiginoso hasta Covaleda en plan ‘Walking
Dead’, ya que las piernas iban de forma autónoma respecto al cuerpo y con
muchas molestias físicas.
Al final en la entrada al
pueblo mi cuñado Alfonso y José Vicente
me acompañaron prácticamente hasta la meta, tras 6 horas y 50 minutos se hizo
realidad el sueño de haber hecho la Desafío Urbión. Que gozada.
Capítulo aparte merece la
organización, es la carrera mejor organizada que he visto nunca. Era IMPOSIBLE
perderse con la excelente señalización de la prueba, una bandera cada cinco
metros prácticamente y un voluntario dando ánimos cada escasos quinientos
metros. Unos avituallamientos cinco estrellas y un pueblo volcado con la
carrera. Sinceramente, es una carrera que irá cogiendo popularidad de forma
notable, ya que esos detalles no son fáciles de encontrar. Le puedo añadir más
cosas como inscripción muy económica, recorrido de montaña 100%, nada de pistas
forestales ni carreteras estilo Coca Cola, belleza de los parajes espectacular,
organización de 10, bolsa de corredor completísima,…
ENHORABUENA A LOS
ORGANIZADORES DE DESAFÍO URBIÓN
PD: Las primeras 24 horas
después de acabar la carrera y dado la exigencia física me decía a mí mismo que
nunca más la haré, a partir de la hora 25 estoy esperando a que salgan las
inscripciones y poder repetirla dado las imágenes tan bellas que se quedan
grabadas en la retina.
