martes, 27 de agosto de 2013

Juliana Vermeire, la monja eremita a los pies de Cebollera

A los pies de la Sierra Cebollera, en el municipio de Sotillo del Rincón vive de forma estoica una monja cisterciense belga de 84 años llamada Juliana Vermeire. Apartada del mundanal ruido eligió un prado junto a Cebollera para, ayudada por algunos vecinos, instalarse en una pequeñísima casa de madera. Allí lleva una vida ejemplar, solitaria y ascética, alejada de toda excentricidad y modernidad. Ayuda al prójimo en todo lo que puede y vive alejada de los focos mediáticos que buscan este tipo de "exclusivas". Desde 1995 que vivió en el campanario de la localidad de El Royo, pasó posteriormente a instalarse en el prado de Sotillo.
Se levanta cada día a las 2 de la mañana y se acuesta a las 8 de la tarde, vive sin calefacción y duerme en un saco de dormir. No tiene agua corriente y vive de los alimentos que le da una huerta cercana, y de una paga del gobierno belga de 200 euros al mes. De esta paga admite que la gasta en leche, frutos secos y productos de higiene personal...el resto lo dona a la iglesia para un proyecto solidario en Camerún, es decir, vive con 700 euros anuales. Su medio de transporte para ir al pueblo vecino de Valdeavellano de Tera es una bicicleta, a la que en ocasiones de noche le añade una bbombilla que ilumina de forma tenue.
El afán de la posesión no pasea por estos lares, más bien todo lo contrario. Es digno de admirar y de elogio llevar semejante vida, y más en pleno siglo XXI. La Sierra Cebollera es testigo directo de una lectora de Kierkegaard, admiradora de Bach y que habla numerosos idiomas.

 "Soy humana, pero creo que la mayoría de los hombres viven de forma irracional y no son responsables ni con el medio que les rodea ni con su propia condición de personas".

Juliana Vermeire



Juliana tendiendo la ropa (Foto: El Mundo.es)