La gente que ha subido al Urbión por su valle seguro que ha visto a una persona que vive en el refugio Tacudia. "Águila solitaria", como le gusta llamarse a Sergio en la red siempre recibe de forma gustosa a la gente y departe con ellos de los temas que vayan surgiendo.
A continuación reproducimos la entrevista que salió en El Correo de La Rioja en febrero del 2008 cuando presentó un libro personal.
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SERGIO BARBERO, ERMITAÑO EN URBIÓN
«Vivo con 20 grados bajo cero, dos metros de nieve y no cojo resfriados»
Experto en Artes Gráficas en Madrid, lo dejó todo, se afincó como ermitaño en Urbión y ayer presentó un libro
21.02.08 -
ESCRITOR. Barbero presentó su libro en en Santos Ochoa. / M. H.
Madrileño de Villaverde Alto, Sergio
Barbero trabajaba de técnico en una empresa de Artes Gráficas. La
catástrofe del 'Prestige' le conmocionó. «Tuve el valor de escuchar a mi
corazón, me fui voluntario un mes, lo dejé todo y quiso el cielo que me
asentara en el valle de Urbión». Y ahí vive solo desde hace casi mil
días este coleccionista de amigos. Ayer presentó su libro de poemas y
pensamientos en el Foro Santos Ochoa.
-¿Eligió el sitio o fue causalidad?
-Conocía toda La Rioja, salvo Las Viniegras. Me asenté, primero, en un pueblo abandonado de Soria. Estuve año y medio haciendo un trabajo altruista. Surgió la posibilidad del 'bussiness' rural y los amigos propietarios vieron la posibilidad de hacer negocio. Me marché a Quel y después a Autol. Llegué a la ermita y decidí que me quedaba.
-Describame su casita.
-Es un humilde refugio de pastores de unos 15 metros cuadrados. Lo he retejado y arreglado cucamente. En la entrada pone 'Mi hogar es vuestro hogar, lo hago todo por vosotros'. El valle es un sitio mágico.
-No le faltan visitas.
-Y comparto lo poco que tengo con ellas. A quienes vienen les hago soñar que es posible otro mundo. Soy uno más. Ahí no hay nadie más importante que nadie. Cada uno tiene que encontrar su lugar allá donde esté y, si su actitud es noble y sincera, ya estamos colaborando por un mundo mejor.
Reencuentro familiar
-¿Le ha visitado su familia?
-El pasado verano, en agosto, tuve la gran visita de mi madre y mi hermanas de Madrid. Fue el no va más. Durmieron en el refugio, no quisieron bajar a la casa rural.
-¿Cómo es un día cualquiera en su vida?
-Madre Tierra nos está avisando de cómo está el tema climático. Al principio llegué a estar 20 días incomunicado, sin ver a nadie. Pues leo mucho, medito, hago artesanía, toco la guitarra, escribo, cuido la huerta: acabo de plantar 170 cabezas de ajo.
¿Tiene televisión, radio, móvil?
-Una radio, que oigo cuando tengo pilas. Y si no, pues nada, con mi gatito y ahora en invierno estoy con la operación leña. Sí, tengo cobertura de móvil, que hay sólo en un radio de 200 metros alrededor del refugio. Fluctúa mucho, pero vale para el tema de los 'esemeses'. Ese contacto me da mucha vida, porque, aunque siempre se me ve jovial, la soledad es muy dificultosa. Más en mi caso porque soy una persona sociable.
-Son ya varios años lejos del mundanal ruido.
-Llevo 34 lunas seguidas y nunca me puse enfermo. Sin querer demostrar nada, hago ver a quien me escucha que la salud está en la naturaleza: aire puro, agua pura, alimentos sanos. He vivido a 20 bajo cero, con nevadas de dos metros y no he cogido un resfriado. He cumplido ya 40 años y puedo decir que me encuentro mejor que cuando tenía 20.
-¿Ha pasado alguna vez miedo?
-Nunca. Pero si un 'bambi', un ciervo, lleva viniendo casi a mi mano y le doy la comida desde abril. El 'jodío' se me metió el otro día hasta la huerta. Ya le dije. 'Bambi', que te estás pasando (ríe). Donde están los lobos y los peligros es en la ciudad, no aquí. Aquí estoy siempre protegido. Si esto ha salido adelante es porque me guía una estrella muy poderosa. Nunca he subestimado en mi vida esa posibilidad de 'baraka', de suerte.
-¿Eligió el sitio o fue causalidad?
-Conocía toda La Rioja, salvo Las Viniegras. Me asenté, primero, en un pueblo abandonado de Soria. Estuve año y medio haciendo un trabajo altruista. Surgió la posibilidad del 'bussiness' rural y los amigos propietarios vieron la posibilidad de hacer negocio. Me marché a Quel y después a Autol. Llegué a la ermita y decidí que me quedaba.
-Describame su casita.
-Es un humilde refugio de pastores de unos 15 metros cuadrados. Lo he retejado y arreglado cucamente. En la entrada pone 'Mi hogar es vuestro hogar, lo hago todo por vosotros'. El valle es un sitio mágico.
-No le faltan visitas.
-Y comparto lo poco que tengo con ellas. A quienes vienen les hago soñar que es posible otro mundo. Soy uno más. Ahí no hay nadie más importante que nadie. Cada uno tiene que encontrar su lugar allá donde esté y, si su actitud es noble y sincera, ya estamos colaborando por un mundo mejor.
Reencuentro familiar
-¿Le ha visitado su familia?
-El pasado verano, en agosto, tuve la gran visita de mi madre y mi hermanas de Madrid. Fue el no va más. Durmieron en el refugio, no quisieron bajar a la casa rural.
-¿Cómo es un día cualquiera en su vida?
-Madre Tierra nos está avisando de cómo está el tema climático. Al principio llegué a estar 20 días incomunicado, sin ver a nadie. Pues leo mucho, medito, hago artesanía, toco la guitarra, escribo, cuido la huerta: acabo de plantar 170 cabezas de ajo.
¿Tiene televisión, radio, móvil?
-Una radio, que oigo cuando tengo pilas. Y si no, pues nada, con mi gatito y ahora en invierno estoy con la operación leña. Sí, tengo cobertura de móvil, que hay sólo en un radio de 200 metros alrededor del refugio. Fluctúa mucho, pero vale para el tema de los 'esemeses'. Ese contacto me da mucha vida, porque, aunque siempre se me ve jovial, la soledad es muy dificultosa. Más en mi caso porque soy una persona sociable.
-Son ya varios años lejos del mundanal ruido.
-Llevo 34 lunas seguidas y nunca me puse enfermo. Sin querer demostrar nada, hago ver a quien me escucha que la salud está en la naturaleza: aire puro, agua pura, alimentos sanos. He vivido a 20 bajo cero, con nevadas de dos metros y no he cogido un resfriado. He cumplido ya 40 años y puedo decir que me encuentro mejor que cuando tenía 20.
-¿Ha pasado alguna vez miedo?
-Nunca. Pero si un 'bambi', un ciervo, lleva viniendo casi a mi mano y le doy la comida desde abril. El 'jodío' se me metió el otro día hasta la huerta. Ya le dije. 'Bambi', que te estás pasando (ríe). Donde están los lobos y los peligros es en la ciudad, no aquí. Aquí estoy siempre protegido. Si esto ha salido adelante es porque me guía una estrella muy poderosa. Nunca he subestimado en mi vida esa posibilidad de 'baraka', de suerte.
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