domingo, 22 de abril de 2018

Aludes en Urbión ¿Es posible?

Hace unos días unos compañeros del club de montaña Banzaii Antártica hacían una ruta clásica al Urbión. Me llamó poderosamente la atención, no ya la cantidad de nieve extraordinaria que había, sino lo peligrosas que estaban las cornisas. De hecho, justo cuando lo ví publiqué un tuit hablando de la peligrosidad de fractura de placa de nieve en esa zona. 



A los pocos días,Agustín Sandoval , gran conocedor de la meteorología y los rincones de la zona publicó unas fotos con una gran placa de nieve fracturada y con un desprendimiento importante. Por suerte, y dada la situación de la placa no sucedió nada.





La zona fotografiada se encuentra  justo encima de los paredones de la Laguna de Urbión, Peñas Claras, justo en la zona del Picacho de Camperón. Acercarse al límite para hacer una fotografía tendría un riesgo muy elevado de tener un accidente. La elevación de las temperaturas, unido a la gran cantidad de nieve caída durante todos estos meses hace que se puedan producir aludes o fracturas de placas de nieve. Los aludes en Urbión a causa de sus pendientes no serían muy significativos, es evidente que las zonas donde se puede producir el arrastre de nieve no llevaría un recorrido de más de cien doscientos metros, ¿por qué? por una razón muy simple, las zonas de mayor pendiente son inmediatamente seguidas de planicies que ejercerían de freno. Por ejemplo toda la zona de las cornisas con más nieve acumulada acabarían cayendo en las zonas de las Lagunas colindantes, que ejercen de depósito de esa nieve. En el caso de la fractura que se observa en la imagen iría a parar a la Laguna de Urbión, estamos hablando de unos doscientos metros de desnivel hacia abajo. 
Lógicamente eso entrañaría un riesgo significativo si por un casual en su recorrido atrapa a alguna persona, cosa que ya ha sucedido en alguna ocasión y que mi compañero Sergio Tierno repasa en su Blog.
Cualquier persona con un mínimo de formación ha de saber que encaramarse a esa parte es muy peligroso, y no animo a nadie a que lo haga.

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